Esta idea, pronto se transformó en un proyecto que, con mucha ilusión y ganas de trabajar, comenzó a caminar en el municipio de Rojales el 16 de mayo de 2004, en un lugar entrañable y acogedor llamado “La Noria”.
Pero, como en todos los proyectos, las dificultades surgen y, junto con el pesimismo de no alcanzar los ambiciosos retos propuestos, mermaron esa ilusión primera. Y la verdad es que, todo caminar nunca está exento de obstáculos, dificultades, dudas, desánimo, etc. Sin embargo, ahí está la grandeza de caerse y volver a levantarse, de tropezar y seguir caminando, de sufrir con dureza el agotamiento y aguantar, puesto que la meta está ahí, cada vez más cerca.
Esta reflexión no pretende ser un recuerdo nostálgico tan volátil como efímero, si no que quiere ser una contundente afirmación: Estamos aquí, nunca nos hemos ido y ahora la ilusión es más fuerte que nunca. El tiempo nos ha ayudado a madurar nosotros, a madurar las ideas y a aprender.
Finalmente, apelo a la praxis, a que, con “el Espíritu de la Noria” sigamos adelante a edificar poco a poco sobre el sólido cimiento que ya hemos construido entre todos.
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